En las primeras horas del lunes 3 de junio, la tranquilidad de San Lucas Tecopilco se vio interrumpida por un acto de violencia sin precedentes. Cerca de la 01:30 horas, un tumulto de alrededor de 150 individuos irrumpió violentamente en el sitio designado para el conteo electoral, desencadenando una serie de eventos que han conmocionado a la comunidad.

El grupo, identificado como «Los Tortilleros», protagonizó una escena caótica al estrellar una camioneta contra el portón del recinto electoral. Su objetivo: tomar posesión de las urnas y, de manera incendiaria, privar a la democracia de su voz.

El epicentro de la contienda se ubicó en la Sección Electoral 552, dentro de las instalaciones de la Escuela Secundaria Técnica Número 16, donde se albergaban tanto el Distrito Federal 02 como el Distrito Local 06. Los disidentes, en un gesto de furia y descontento, alegaron un presunto mal conteo de los votos como justificación para sus acciones desesperadas.

De manera alarmante, informes extraoficiales sugieren que este no fue un incidente aislado. Se rumorea que, en una primaria dentro del mismo municipio, urnas similares sufrieron el mismo destino ignominioso: el robo y la incineración, en un acto flagrante de desprecio por el proceso democrático.

A pesar del caos reinante, las fuerzas del orden acudieron al llamado, aunque su intervención se limitó a tomar conocimiento de los hechos. La población, en un estado de agitación y hostilidad, desafiaba cualquier intento de contención.

Ahora, las autoridades pertinentes se enfrentan al arduo desafío de identificar a los responsables detrás de este atentado contra la democracia. Mientras tanto, la incertidumbre reina en Tecopilco, con interrogantes pendientes sobre el destino de la voluntad popular expresada en las urnas, y la sombra ominosa de la violencia política que amenaza con eclipsar el proceso electoral.

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